La creatividad, hallazgos desde la neurociencia

Descripción

Por Julio C. Penagos-Corzo y María V. Ramírez-Galdeano

Introducción
Como uno de los campos más fértiles de la neurociencia en la actualidad, la creatividad es de los aspectos cognoscitivos que más contribuyen a nuestra definición como seres humanos. En esta breve revisión se pretenden sintetizar algunos hallazgos neurocientíficos sobre las regiones corticales vinculadas a la creatividad. Además, se buscará mostrar la falsedad de uno de los grandes mitos de la neurobiología de la creatividad que, en el mejor de los casos, sólo tiene una pizca de la verdad: la creatividad “radica” en el hemisferio izquierdo.

La creatividad puede definirse como una forma de pensar que termina en un producto que tiene novedad y valor (Romo, 2018). Para que estos criterios se cumplan, la sociedad y la cultura juegan un papel importante. Esto se debe a que tanto el valor como la novedad se otorgan a través del juicio social y de los determinantes asociados a cada campo o disciplina. Así, el producto será creativo cuando la sociedad determine que lo es. Esto supone un reto para los enfoques neurobiológicos de la creatividad, ya que no habría creatividad sin un juicio dado por el entorno social. Sin embargo, sabemos que es posible evaluar tanto el proceso de creación como las diferencias entre las personas altamente creativas frente a las menos creativas. Con este tipo de aproximaciones, la búsqueda de correlatos entre la actividad cerebral de ciertas regiones cerebrales y creatividad ha sido fructífera. A la fecha, diversas regiones han sido vinculadas con el proceso creativo. A continuación, se destacan algunas.

Regiones frontales

Las regiones frontales del cerebro tienen una participación protagónica en buena parte de nuestras capacidades cognoscitivas llamadas superiores como la planeación, autocontrol, anticipación, entre otras. Por lo que era natural buscar un correlato con la creatividad en dichas regiones, y las evidencias a la fecha lo confirman.
Por ejemplo, se sabe que la corteza prefrontal juega un papel importante en el pensamiento divergente (Wu et al., 2015), el cuál es una forma de pensamiento estrechamente relacionado al pensamiento creativo, pues indica una capacidad de dar respuestas diferentes a las de la lógica convencional. Una manera típica de medir el pensamiento divergente es solicitarle al participante nombrar diversos usos infrecuentes de un objeto. En específico, se ha visto que la corteza prefrontal ventromedial (vmPFC), tiene un papel relevante para el pensamiento divergente (Adnan et al., 2019), así como para otros procesos como la creatividad visual (Sunavsky & Poppenk, 2020). Aunada a esta
subregión, otra que parece tener gran vinculación con tareas creativas es la corteza prefrontal dorsolateral (DLPFC) (Pidgeon et al., 2016), la cual, además de participar en la creatividad visual (Pidgeon et al., 2016), se ha vinculado a aspectos verbales o semánticos de la creatividad (Wu et al., 2015) y a la creatividad musical (Bashwiner et al., 2016).

Otra región prefrontal que destaca por su participación en los procesos creativos es la corteza prefrontal medial (CPFm). La CPFm está relacionada con la creatividad visoespacial (Aziz-Zadeh et al., 2013; Pidgeon et al., 2016), con la evaluación emocional de un producto creativo (Ellamil et al., 2012) y con la percepción de la persona sobre cuán creativa es su idea (Lin & Vartanian, 2018). Además, las alteraciones en el CPFm se han relacionado con un peor rendimiento creativo (Shamay-Tsoory et al., 2011), lo cual puede dar más pistas sobre su relevancia. Finalmente, otras regiones frontales de interés para la creatividad son la corteza orbitofrontal (Lin & Vartanian, 2018) y la prefrontal inferior (Mullen, 2017).

Regiones temporales
Las regiones temporales tienen un papel relevante en procesos de lenguaje, memoria, conciencia, reconocimiento, entre otros. Por ello, resulta lógico su intervención en eventos asociados a la creatividad, como es el caso del insight (Shen et al., 2017). El insight es una especie de reconocimiento súbito que asocia o reorganiza ideas para la resolución de un problema, y para que el insight ocurra, se requiere de la participación de los procesos antes mencionados. Aunado a esto, regiones temporales específicas tales como la temporal medial y la temporal superior e inferior se vinculan con el pensamiento divergente (Mullen, 2017) y la creatividad artística (Kowatari et al., 2009) respectivamente.

Por otra parte, la región hipocampal, la cual está significativamente asociada a la memoria, también se ha vincuado a procesos de creatividad artística (Kowatari et al., 2009) y de generación de ideas (Ellamil et al., 2012). Sin embargo, resulta interesante ver que zonas específicas de una región tienen papeles opuestos con la creatividad. Tal es el caso del hipocampo. Mientras que la circunvolución hipocampal derecha se ha asociado al potencial creativo verbal y visual (Chávez-Eakale, 2007), la densidad de materia gris en el hipocampo anterior izquierdo parece estar inversamente asociada a la creatividad visual (Sunavsky & Poppenk, 2020).

Regiones parietales
La corteza parietal se ha relacionado con la generación de ideas (Wu et al., 2015), la originalidad (Agnoli et al., 2020) y el pensamiento convergente (Peña et al. 2020), este último, en concreto, con la corteza parietal posterior derecha (Aziz Zadeh et al., 2013). El volumen en materia gris de esta región también se ha encontrado en individuos con mejor rendimiento en una tarea de creatividad visoespacial (Gansler et al., 2011). Aunado a esto, se ha observado que, durante la solución de problemas, la región parietal derecha presenta un tipo de actividad eléctrica cerebral, asociada a estados de alerta (Stevens & Zabelina, 2019).

Parietal inferior y superior. La implicación de la corteza parietal inferior se ha visto en tareas de creatividad figural (Chávez-Eakle, 2007), pensamiento divergente (Mullen, 2017), creatividad musical (Boccia et al., 2015), y durante la generación de ideas e integración y regulación de respuestas (Ellamil et al., 2012). Asimismo, se ha reportado que, tras el entrenamiento en pensamiento divergente, se observan cambios en la corteza parietal inferior izquierda (Fink et al., 2015).

Por otro lado, la corteza parietal superior parece estar implicada en tareas como el test de asociados remotos (RAT) (Marron et al., 2018). Una región poco mencionada en el conocimiento científico popular, pero muy estudiada por la neurociencia es el precuneus o precuña. Dentro de las funciones de esta área, están la conciencia, autoconciencia, memoria, atención e imaginación asociada al movimiento propio, entre otros. Estos procesos resultan relevantes en el proceso creativo. Así, existe evidencia de que esta región participa en procesos como la evaluación de ideas creativas (Ellamil et al., 2012) y en el pensamiento convergente (Aziz-Zadeh et al., 2013).

Regiones occipitales
A nivel popular, cuando se habla de creatividad, frecuentemente se menciona la imaginación, la cual suele verse como una forma de visualización. Por supuesto que la creatividad tiene diferencias con imaginar e imaginar no significa sólo visualizar. Sin embargo, hay algo de razón en ello. En este sentido, las regiones occipitales del cerebro participan de manera esencial en el procesamiento viso-espacial, por lo que se esperaría que algunas tareas creativas relacionadas con este procesamiento, estarían vinculadas con la actividad de esta región. Evidencias indican que es así. La implicación de las áreas occipitales se ha observado en tareas asociadas al insight (Stevens y Zabelina, 2019), la creatividad artística (Kowatari et al., 2009), la creatividad visual (Pidgeon et al., 2016), la evaluación de ideas creativas (Ellamil et al., 2012) y el pensamiento convergente (Aziz-Zadeh et al., 2013). Además, el volumen de materia gris en algunas regiones occipitales parece estar relacionado positivamente con la creatividad científica (Shi et al., 2017).

Ínsula
A un nivel superficial e incluso en algunas asignaturas, sólo se mencionan cuatro lóbulos cerebrales: frontal, temporal, parietal y occipital. Sin embargo, hay un quito lóbulo: la ínsula. De hecho, este lóbulo separa al temporal de una parte del parietal. La mayor parte de las funciones relacionadas con esta región son somatosensoriales. Sin embargo, la implicación de la ínsula se ha observado en el pensamiento divergente (Lin & Vartanian, 2018; Adnan et al., 2019), la improvisación musical (Pereira et al., 2019) y en la creatividad verbal y el comportamiento creativo (Sunavsky & Poppenk, 2020). Además, se dice que esta región desempeña un papel importante para la creatividad debido a su función en el reconocimiento emocional (Ogawa et al., 2018).

A partir de lo anteriormente expuesto, es posible ver con claridad que, diferentes regiones cerebrales se activan dependiendo del tipo de proceso creativo que se está ejecutando y por quién se está ejecutando. Por lo que, a pesar de contar con una definición general como la señalada al inicio de este artículo, la realidad es que la creatividad abarca múltiples expresiones que a su vez incluyen diversos procesos cognoscitivos. Esto se convierte en un enorme desafío para la investigación neurocientífica debido a la dificultad de aislar estos procesos. Sin embargo, es importante recalcar que, aunque falta mucho por recorrer, ya se ha abierto el camino.

 

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