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Corría ya el año 2000, y la intensa actividad del volcán Popocatépetl obligó a las autoridades a iniciar la evacuación de las poblaciones más cercanas al coloso en el estado de Puebla, una de ellas fue Santiago Xalitzintla. Recuerdo bien la carretera, como íbamos en el sentido opuesto al que la gente,  a los que intentaban evacuar.

Los periodistas, fotógrafos y redactores, nos dirigíamos hacia la zona de riesgo, para contar historias, para narrar lo que estaba pasando en el lugar, ya que era noticia nacional e internacional. Corresponsales, enviados, fotógrafos, camarógrafos, todos reunidos llenos de adrenalina a los pies de un volcán que no paraba de emitir incandescencia y enormes fumarolas.

No recuerdo haber visto a alguien que realizara la cobertura en contra de su voluntad, fue ahí mi primer encuentro con la esencia de un periodista. Por supuesto que daba miedo estar ahí, digo, estaban evacuando a la gente y nosotros ahí metidos, obsesionados con lograr una foto que contara esa historia.

Hoy veinte años después, y cruzando por una segunda pandemia, luego de la visita del H1N1, reencuentro esa misma sensación, veo de nuevo a los colegas buscando una foto, detrás de la primicia, redactores ávidos de narrar que pasa en estos tiempos del COVID-19, todos con cubrebocas, caretas, guantes, pero sobre todo la emoción de narrar, con las herramientas propias, la historia.

No sabríamos de las guerras, pandemias, o desastres que han hecho reflexionar a la humanidad de su propia existencia, supervivencia y empatía sí no fuera por periodistas dispuestos a todo por estar ahí, ser periodistas es una forma de vida, viene de las entrañas.

No puedo imaginar a un médico que se niegue a atender a un enfermo por no querer correr el riesgo de contagiarse, o a un policía que busque evitar detener a un criminal por evadir una confrontación, todos somos parte de la historia y la construimos con nuestra participación, es nuestro “granito de arena”.

Sirva esto para una reflexión y para el reconocimiento a los fotoperiodistas de la Agencia Es Imagen, y de todos los medios, que día a día registran parte de la historia en Puebla, en la que profesionales de la salud se juegan la vida por atender a quienes han corrido con la mala fortuna de contagiarse de coronavirus, y que como resultado todos seamos partícipes de la construcción de nuestro retrato como sociedad en un momento de cambio en el que no hay vuelta atrás, y que dejará marcado el futuro de todos al tener claro cuán vulnerables podemos ser.